La hidratación y la influencia del Hidrógeno Molecular
El agua, el disolvente universal, es fundamental para la vida y desempeña un papel fundamental en todos los procesos biológicos de nuestro cuerpo [1]. Sus propiedades únicas la hacen indispensable para el funcionamiento celular, las reacciones bioquímicas y los procesos fisiológicos.
Mantener una hidratación óptima es un equilibrio delicado en el que influyen numerosos factores, entre ellos el clima, la actividad física, la dieta y el estado general de salud. La deshidratación, incluso leve, puede provocar importantes deterioros fisiológicos y cognitivos.
Los efectos de la deshidratación incluyen:
Disminución de la función cognitiva: deterioro de la concentración, la memoria a corto plazo y la toma de decisiones.
Rendimiento físico reducido: disminución de la resistencia, aumento del esfuerzo percibido y deterioro de la termorregulación.
Mayor riesgo de infecciones del tracto urinario y cálculos renales.
Alteraciones del estado de ánimo y aumento de la fatiga.
Función cardiovascular deteriorada: aumento de la frecuencia cardíaca y disminución del volumen sistólico.
Investigaciones recientes han explorado los posibles beneficios del hidrógeno molecular (H₂) para optimizar la hidratación y la salud en general. El hidrógeno molecular es un gas que puede disolverse en agua, lo que crea agua rica en hidrógeno.
Algunos estudios sugieren que el agua rica en H₂ puede:
Mejora la hidratación celular mejorando la función de las acuaporinas.
Proporciona efectos antioxidantes al reducir selectivamente las especies reactivas de oxígeno dañinas.
Mejora la fatiga inducida por el ejercicio y reduce los niveles de lactato.
Mejora potencialmente el rendimiento cognitivo y el estado de ánimo.